La Ley de la Analogía
Novena parte
Queridos amigos, ningún hombre es perfecto, pero cada hombre y cada alma aspira más o menos a la perfección, porque cada hombre anhela el amor. Esto es el presentimiento primordial del alma, pues el ser espiritual en vosotros, el alma vino de la ley eterna del amor. Este presentimiento primordial actúa en cada uno de vosotros, no importa que afirme o rechace a Dios, el Amor Universal. Este presentimiento existe, porque el núcleo de ser no se puede cargar, es el amor. Este núcleo de ser envía incansablemente impulsos, sí, Él los envía a cada partícula del alma y a cada célula del cuerpo, por mínima que sea la fuerza, ya que el hombre vive más en este mundo. Aún así Dios intenta alcanzaros a cada momento.
Queridos amigos, no os podréis librar de creer algún día que cada alma, que cada hombre es un hijo del Altísimo. Cualquiera que sean las analogías que todavía existan, Dios, el amor, ve en vosotros sólo lo perfecto. Dios no envía odio, Dios no manda la enfermedad, Él no posee odio, Él no posee enfermedad; es siembra y cosecha, la llamada ley del plasma, envuelta en la gran ley universal del amor perfecto y absoluto.
Amigos míos, esforzaos, pensad sobre vosotros mismos, volveos abnegados, reconoceos a vosotros mismos, arrepentíos, haced penitencia, pedid perdón y os será perdonado. Y las causas serán transformadas para que ya no lleguen a ser activas. Dios es amor y este amor existe eternamente dando eternamente. Él os acoge eternamente si os levantáis y acercáis a Dios, la Vida, a través de la realización de las leyes eternas. Entonces, el hombre y el alma reciben su herencia y se convierten así en hijos del infinito, en hijo e hija del eterno.
Queridos amigos, que cada uno de vosotros piense sobre la ley de la analogía, que cada uno de vosotros capte el sentido. Yo os pido en esta hora, que no veáis sólo la palabra. Una palabra es vibración. El que recibe esta vibración dentro de sí, puede interpretar más en cada palabra que aquél que sólo toma la palabra. La palabra mata, el espíritu da vida, la fuerza en cada palabra.
Continúa...
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